martes, 20 de agosto de 2013

Para tocar el corazón es mejor no abrir la boca.

Es como esa sensación cuando te sumerges en el agua y no escuchas nada, nada que no sea el latido de tu corazón. Es en ese momento en el que puedes llegar a adentrarte realmente en tu interior. Son veinte segundos en los que no respiras, en los que llegas a reflexionar, y cuando pasan, una sensación de ahogo te devuelve a la realidad, veinte segundos después has olvidado lo que pensabas.

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